La lactancia materna, constituye un hábito incuestionable para el fortalecimiento del vinculo madre e hijo y la forma ideal de aportar a los recién nacidos los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo adecuado. Además de aportar beneficios desde el punto de vista afectivo, psicológico, nutritivo e inmunológico, la lactancia materna, estimula el desarrollo y maduración de las funciones del sistema estomatognático y contribuye en la prevención de anomalías dentobucomáxilofaciales.
Al nacer, los bebés presentan el reflejo natural de succión, el cual permite que se puedan alimentar mediante lactancia exclusiva. Mientras succionan la leche materna, se estimula el crecimiento armónico de la cara, y se preparan a la boca, las mejillas, la lengua, los huesos y los músculos faciales para conseguir la ingesta de alimentos con nuevas texturas en un futuro, y así poder realizar una correcta masticación, al promediar los seis meses de edad, el bebé ya presenta una maduración fisiológica y neurológica adecuada para empezar a recibir alimentos con nuevas consistencias aparte de los líquidos.
Podemos mencionar también que la lactancia materna, fortalece y mantiene el circuito de la respiración nasal fisiológica, ya que al estar amamantándose, el niño respira por la nariz, realizando una coordinación perfecta que le faculta respirar, succionar y deglutir de una manera rítmica, sin necesidad de soltar el pecho de su madre. Favoreciéndose también el desarrollo del maxilar superior.
Los bebés nacen con la mandíbula en posición retrognata con respecto al maxilar superior. Enlow define al cóndilo y la rama posterior de la mandíbula como los campos primarios de desarrollo. El estímulo de desarrollo primordial en estos campos es el desplazamiento anterior. Desplazamiento tanto primario, por la influencia del crecimiento de los huesos próximos, como secundario, debido a la tracción en esta dirección por los tejidos blandos y músculos. Siendo el avance mandibular lo que ejercería como principal estimulo de crecimiento. A la lactancia materna podríamos considerarla el primer avance fisiológico de la misma.
El bebé, al iniciar el acto de mamar, introduce el pezón y parte de la areola, o toda ella en el interior de su boca, entre el dorso de la lengua y contra el paladar duro, haciendo un cierre hermético con los labios y descendiendo levemente el paladar blando y la mandíbula, a lo que se denomina primer movimiento de lactancia.
En un segundo movimiento de lactancia, el bebé comienza a realizar movimientos anteroposteriores con la mandíbula oponiendo el reborde alveolar inferior contra el superior de manera que comprime el pezón, obteniendo así la salida del flujo de leche. La lengua en esta fase adopta una secuencia de movimientos peristálticos.
Todos estos movimientos anteroposteriores, así como la posición y forma de la lengua, van a hacer que el bebé desde recién nacido, comience a estimular funcionalmente músculos, huesos, cartílagos y estructuras orales para un adecuado crecimiento y desarrollo de las mismas.
La lactancia materna hay que valorarla entonces, también desde el punto de vista preventivo y de promoción de la salud.
Espero haberte dado argumentos para darle la importancia debida a la lactancia materna y puedas informar adecuadamente a tus pacientes. Si tienes alguna pregunta o sugerencia déjame un comentario.
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